domingo, 5 de mayo de 2013

Sábado sabadete II


            Hubo un momento en que automáticamente me levanté a prepararme un té y un bocadillo de chorizo y queso. Merendé en una perfecta fusión de lo british con lo ibérico. El documental se había acabado. Los orangutanes habían dicho adiós de una puta vez. Y con su ausencia me quedé sin nada en lo que enredarme. Tres vueltas en sentido ascendente a la parrilla de canales más tarde la desidia tocó techo y me propuse voluntarioso lo más útil del día: ducharme. Sin más preparé las cosas y me higienicé meticuloso.

            Con eso había pasado una hora más, otra que desaparecía con lo que se esconde a la espalda. Otra de la que no recordaría ni al monito, ni su rabieta, ni el té, ni el bocadillo, ni la ducha repetida, calcada a las demás. Pasito a pasito hasta morirme después de gastar el saldo de tiempo con mucha tajada de desperdicio. Desperdicio como esa tarde de sábado cabrón sin nada que hacer, solo asco. Hay ocasiones en que, sin tener zorra idea de porqué, me salta la vena existencial y no hay quien me aguante de lo pelma, lo pedante, lo coñazo y lo imbécil. Esa lo fue y esta lo es.
 


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