domingo, 12 de mayo de 2013

La huelga del banquero I



            ¿Qué los tiempos están muy malos y perros? Pues si, no seré yo quien lo niegue siendo un pelado con más hambre y miseria encima que otra cosa. Pero que, por otro lado y con mucha cara dura, hay demasiado cabrón y sinvergüenza que se pasa por el fandango el qué dirán y arrebaña descaradamente en las desgracias ajenas y las modas de los tiempos; eso no hay quien pueda ser tan cenutrio y botarate de objetarlo. Y es que hay hijos de la gran puta que, con unos cojonazos más gordos que el caballo de Espartero, desde un puesto de trabajo de los de corbata, zapatos y despacho, con catorce paguitas al año y una estabilidad laboral forzosa que impide al más pintado largarlo a la puerca calle incluso haciendo las de barrabás, se atreven a enarbolar banderas rancias de movimiento obrero y dignidad proletaria pidiendo que seamos todos comprensivos con las vicisitudes de sus infortunios y las planeadoras sombras de sus despidos (a veces su dramita es más chiquitín pero no menos importante: algún recorte de salario, aumento de horas o reestructuración de su empresa y  consiguiente análisis de productividad tanto de sujetos como de cargos). Yo ante esto me solidarizo, como no, que por mi no sea. Pero se me hace un poquito cuesta arriba empatizar con sus reivindicaciones siendo un parado de larga duración que se agarraría a cualquier faena bastante más triste y explotada que la suya con tal de rascar un jornal que amortigüe mi hundimiento humano. En fin, de todas formas aquí aprieta el que puede y le dejan. De eso se valen y así les pinta de bien ¡Joder que envidia!

            Lo del “pueblo unido jamás…”, los “parias de la tierra…” y el “camarada” si eres un funcionario de hacienda, o un ejecutivo, o un profesor de primaria, raspa mucho. Como que desentona más que siendo jornalero agrario o barrendero, por poner. Y no es que sufra menos el stablishment, pero si que las menas con mil y pico de nómina fija mes tras mes son menos. ¿Qué los prejubilan? Apostaría a que su prejubilación será más alta que las remuneraciones a las que yo pueda acceder ¿Qué los privatizan, fusionan o trasladan? Así sentirían en carnes lo que es la incertidumbre. Y al respecto de esta cuestión, personalmente ahora mismo daría el huevo izquierdo (yema y clara) por un jefe dónde quiera que sea y como quiera que sea. La rabia es que los pelanas tenemos menos representación y marketing. Así el ostracismo y la indefensión rigen nuestras penurias. En esta tierra de Caín cada perro se lame su pijo. Sus luchas sindicales me la pelan bastante, el idéntico bastante que a ellos mi cruz y pobreza. ¿Todo esto a que viene? Esta mañana he ido al banco a cancelar una cartilla y me he dado de morros con una huelguita de banqueros, fíjate tú.

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