domingo, 27 de mayo de 2012

De artistas y zorras II




         La historia de hoy y de este par de sub-criaturas de la sentina del infierno tiene hasta moraleja y todo. Que viene siendo un refrán muy castellano, dios da pan al que no tiene putos dientes. También es la historia de una no erección, con lo que meto un spoiler y, si te sale de los cojones, te puedes fumar el resto. Bien, la rata había ido a la capi (que ella vivía y ejercía en la capital del país, algo mierdero, sobrevalorado, pequeño y poco cuidado). Tenía que pasar unos días y luego tiraba para su casa a tomar por el culo del limes romano. El día antes de coger el vuelo, y por eso de un acto de despedida (la que dio cristo en el soto…) pues salió de fiesta con su correspondiente y una compatriota de ésta a la que los pájaros le tenían lleno el melón, tanto que hasta su puto pelo teñido y rizado como un pubis escandinavo, parecía un nido. Pero era feliz, inmensamente estúpida, pero feliz al cabo ¡Qué envidia!

         La fiesta, como no podía ser de otra manera con semejante terna, degeneró al delirio alcohólico a chupitos. A ellas, a las que el bebercio sentaba de puta madre y dejaba como putas arrastradas y ruidosas, sucias verduleras desgreñadas, les dio por empezar a liarse contra una de las paredes del establecimiento. Por supuesto la rata se sumó, cosas de la bohemia, que esas cosas salen así como así, espontáneas. En cambio uno intenta lo más sencillito, lo más básico, a lo honrado y por derecho, negociándolo siempre como la puta paz en oriente medio y solo rasca poco y malo. La vida puede ser maravillosa, sobre todo para los más gilipollas, en fin.

        La cachondez en poco tiempo se vino arriba y decidieron volverse para casa de ella, que era quien tenía acogidos a los otros dos (casa que, por matizar, consistía en una habitación en un hostal o algo del pelo). Allí, con todo dios en bolas, se procedió. Pero las cosas a veces tienen un puntito de justicia cósmica, y la rata, en un momento en el que se liaba con la cabeza nido y su parejita le soplaba el pífano, pues como que no. Al amigo la fuerza creativa, y la normal, se le iba solamente en pose y su descasta y flojedad lo invadieron todo. Una pena, o no. La cosa es que no empalmó, que ya es un no hacer en una circunstancia así, por lo que, tras un buen rato de esfuerzos titánicos, hicieron lo que los seres razonables y perfectos que no se acomplejan por nada hacen, echarle la culpa al alcohol e irse a dormir la mona. No se si llegó a hacer fotos del desaguisado, y si las hizo, ni putas ganas de verlas. Ella me contaría luego que por la mañana, solo con ella y mientras la otra dormía en un jergón al lado, en el suelo; el otro finalizó uno. ¡Aleluya hermanos! Sería la resaca, a mí, por lo menos, la resaca me pone cuerpo de jota…


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