domingo, 8 de diciembre de 2013

La capacidad de física teórica en la vida inteligente de los quarks I



            “- Un quark es, para que nos entendamos, una partícula subatómica; una de las menores unidades en que se puede descomponer la materia que, de momento, se sepa. Es, entre otras, de lo que están hechos lo átomos. De ahí se puede tirar para arriba en unidades más grandes cada vez hasta concepciones como el universo como realidad que engloba todo lo que hay dentro de él o, superando está, un multiverso donde cada uno de estos universos como el nuestro es una pieza más conformando un sistema mayor. Lo mismito que una molécula tras otra de agua, por ejemplo, dentro de un baso, indiferenciadas unas de otras e invisibles desde nuestro punto de vista en el que solamente se aprecia el conjunto aunque, indefectiblemente, sepamos lo que hay más allá: las “piezas” en que puede desmenuzarse ese vaso de agua.

            El espacio es infinito, eso es indiscutible. Podemos saltar del concepto planeta al de sistema solar, y de éste al de galaxia, y así hasta los límites del conocimiento actual. Pero después de esta frontera siempre habrá algo más grande. Algo más grande de lo que a su vez nosotros seremos un componente más pequeño. Por definición esto también se puede hacer al revés, hacia abajo, evidentemente. Cualquier cosa, de esta manera, es infinita en si misma y solo es comprensible como unidad dependiendo de la perspectiva respecto a ella del que la piense ¿Ves ese clavel de ahí? Tú tienes capacidad de entenderlo como unidad, de saber lo que es: una flor. Uno de sus átomos, si fuese competente para ello, ¿Sería capaz de percibirse como “soy una porción de este todo, y este todo es un clavel, pieza de un ramo, parte de esta habitación”? Dicho de forma distinta, si a ti te redujesen de tamaño a una escala en la que, de pie en medio de un quark, éste fuese para ti del tamaño de la Tierra ¿Hasta dónde alcanzarías a saber? ¿Hasta la molécula? ¿Hasta el trozo de materia del que esa molécula forme parte, por ejemplo una veta en un guijarro?... Eso no significaría, en absoluto, que no existan realidades más allá; solamente que no las entenderías como ahora mismo no puedes saltar más allá del universo, desconociendo de qué exactamente forma parte éste.

            Ahora bien ¿No sería posible que, así como dentro de nuestra categoría “planeta” se ha desarrollado el fenómeno vida alcanzando unos niveles de abstracción y sabiduría capaces del pensamiento físico y matemático sin que a priori nada más nosotros mismos seamos concientes de ello; repito, no sería posible que dentro de cada uno de nosotros, en una de esas divisiones inconcebiblemente minúsculas, se hayan producido las condiciones necesarias que brotasen algún tipo de vida y que ésta evolucionase lo suficiente para que sus miembros poseyeran inteligencia abstracta y sus “pensadores” estén comprendiendo, a medida que lo razonan, el funcionamiento del universo entero y las matemáticas, el idioma de dios?

            Con esta hipótesis, valida desde el prisma cuántico de que dentro de un infinito se terminan por dar todas las posibilidades, se puede afirmar que dentro de ti, de mí, en alguna parte, hay de todo: “civilizaciones” vivas, lenguajes, escrituras, “civilizaciones” muertas, manifestaciones artísticas maravillosas y abominables, culturas, todo aquello que la vida en su lucha por permanecer pare de divino y monstruoso, historia, guerras, decadencia, evolución, ciencia… ¡Todo! Y todo en todas las potencias, estados y recuerdos; en presente, pasado y futuro. Lo peor de esto es que no nos enteramos de ellos y, si lo hacemos, no tenemos forma posible de establecer un canal de comunicación con nuestra intra-vida.

            ¡Ojo! No estoy hablando de hombrecitos o gnomos dentro de nosotros. Hablo de que, por ejemplo, nosotros habitásemos la Tierra y ésta fuese un diminuto, diminuto, quark dentro de un átomo cualquiera indistinto a otros muchos idénticos de “la piel del dedo gordo del pie de gigante inmenso” que no supiese de nosotros y que lo máximo que se aproximase a conocernos fuese teorizarnos como yo ahora mismo teorizo a las formas de vida para las que soy su “gigante inimaginable”. ¿Comprendes lo que quiero decir?...”

            “- Pues si… Esto… creo que si.”

            Con razón o sin ella el ladrillo que me está metiendo es importante. No tengo yo el cuerpo para esas retóricas sin haber dormido desde hace un día entero y estando muy jodido por dentro, tanto orgánicamente como de lo invisible. Estoicamente asiento a la disertación cada vez que me permite meter un “sip”, un “ajá” o, si el hueco es lo bastante amplio, repetir sus últimas palabras y que esa coletilla sea el feedback.

No hay comentarios: