domingo, 8 de abril de 2012

El piergo I




         La muy puta no paraba de comer. Tenía diecinueve y ya estaba en el peso crucero, pero la traía por el culo. Cierto es que su genética le mandaba ser un penco teutón más propio de tirar de un armón artillero que de otra cosa. El puto tipo de tías que luego les echa la jodida culpa de sus mierdas y traumas a las cadenas de ropa que no les fabrican cosas con la que estar mona. Dos apuntes, solo se mea con la polla que se tiene y con el Atlético de Madrid no se puede ganar la Champions. Cielo, si eres un molde, un puto adobe, el cruce entre un luchador de presing catch y un manatí, por mucho que resucite la jodida Cocó Chanel no vas a tener en la puta vida un modelito que te siente bien. En lugar de eso no te vuelvas loca en la sección de chocolates del Lydl cada vez que entras y métete la del espartano, que esa es otra, te mueves menos que un gato de escayola y todavía te quejas de curre a tíos que se pasan el día rompiendo suelo a antiguo y huevos. Pero de todo esto el malo seré yo, por hablar. Si me arrimo al área para un tiento o un entretenimiento y me cosen a patadas los psycos más psycos de la historia del fútbol no pasa nada. Pero si digo que es un piergo tragón y un mostrenco soy el puto Mengele porque la traumatizo. Trabajos para boys y para girls pero al bling-bling como los angelitos, sin pito.

          Volviendo al piergo, era un bicharraco germano con el mirar perdido de algo que pasta en un prado. El primer día pensabas “bu, ¡Una gorda!”; el segunto “pobrecita, parece maja”; al tercero, y por eso de que uno es un paracaidista del 2rep que lo mismo le da saltar en la jungla que en el desierto, “pues yo me la daba”; al cuarto, y con ese frenesí cachondo que le tenía que dar a Rubens cuando pintaba gordas, intentas arrimarte (queridas, a los tíos no nos gustan las gordas o las feas, pero por un proceso sencillo de inferencia lógica deducimos que su balance oferta-demanda las hacen un mercado emergente y atractivo en el cual nuestro producto de mediana/baja calidad puede tener más éxito que en otro donde la demanda sea mucho menor. O que os creéis ¿Que a los chinos no les gustaría poner putas boutiques de ultra lujo y vender las cosas por un cojón?). Por eso en su día yo le entré al piergo a puros huevos, con buen oficio, buenas maneras y los pies clavados al suelo. Pero como es un mal bicho cabrón y resabiado, me metió una cornada en el primer tercio que no se me llevó los huevos por bien poco. Mierda de costura para tan mala plaza y tan mala faena. Que en Madrid se sale o a hombros o por la enfermería, pero eso era una cencerrada en un pueblo.

          Tras un tiempo de tratarlo, se descubría que al piergo solamente le estimulaba, de los siete, la gula. Si alguien preparaba algo saltaba su puto lema (digno de ponerse en cualquier escudo de armas: Could I try? Could I try? Could I try?...) y le daba a todo, lo mismo algo bien preparado, con buena pinta y mejor olor, que una olla asquerosa con los restos del mes quemada al cocinarse y preparada de tres días. Todo se lo llevaba a la boca, especialmente si no era suyo o lo había cocinado otro. Porque en casa del herrero cuchillo de palo y, por esa ley, nuestra amiguita amigota no cocinaba ni para dios, ni en caso de emergencia (supongo que no le importaba mucho, gastaba reservas para tres o cuatro inviernos nucleares). Su parte de la cocina estaba llena de bolsas de snacks, chucherías, tabletas de chocolate con los que repostaba el tanque cada cinco minutos. Que los alemanes tendrán muy buenas ingenierías, pero con este modelo se les había ido la olla con el consumo.


No hay comentarios: