domingo, 4 de agosto de 2013

Las putas miserias IV



            Otro año, y bien que ha costado. Debo reconocer que he tenido temporadas de éste en que, por una cosa o la otra, hubiese mandado a tomar por el culo esto y un enredo menos. ¿Por qué no lo hice? Pues por los millones de seguidores incondicionales que, ahora mismo sin ir más lejos, no están leyendo esto. Seamos francos, los relatillos no gustan ni poco ni mucho ni nada. La gente que cae en el blog lo hace como paracaidistas a los que se les ha llevado el viento. Sigo contando con la fidelidad de los salidos de la lengua castellana que, tecleando aberraciones o palabros en el buscador, terminan aquí. Dudo mucho que, en cuanto descubren que hay más letra que pechugas, se queden mucho. Ahora la moda de las visitas (me lo cuenta el apartado de las estadísticas) está en los brasas del spam que entran en tandas de un millón de veces para que siga su dirección al secreto de las abdominales definidas o de cómo seducir a las mujeres en siete pasos (lo de las abdominales, por cuando las tuve allá por la edad media o antes, es entrenar, repetir, sudar y padecer; en cuanto a las mujeres, ahí continúo sin tener puta idea, puede que deba hacer caso al spam). Si eres una excepción a los casos anteriores, pues muchas gracias, corazón. Que no se diga que no soy bien nacido, y agradecido. Paséate un poco por las historias, aunque no las leas del todo, te aburran o te asqueen. Es por inflar los números. También, si te sobra la motivación (y me harás estar, aun si cabe, más en deuda contigo), me buscas el libro en Amazon, “Mugre”, y por menos de noventa céntimos te lo descargas (si no, por el enlace de la parte superior de esta página se puede conseguir). Apadrina a un escritor malo y pobre, son indulgencias al cielo.

            Hablando de eso, se puede decir que ha sido la principal novedad del año. El salto de los relatos aquí que no se lee ni cristo, a intentárselo vender al mismo cristo que no pica. Allí termino, quien sabe si definitivamente, por lo menos por un tiempo, con Horrora Butrón, nuestra entrañable amiga. La dejo descansar un poco, o un mucho, y que no tenga más penalidades. Eso me pone en la tesitura de parir otro engendro. Ya veremos (dijo un ciego).

            ¿Y por lo demás qué le depara el futuro a la criatura, que con cuatro añitos ya habla, anda y está aprendiendo a usar el orinal? Evidentemente, como siempre, ir tirando. Me esforzaré en que haya su pedacito de caca cada domingo, aunque, como ahora mismo, lo esté improvisando a escasas horas de publicarlo. Por lo pronto puedo amenazar que estoy guardando un tonel de cuentos de full enviados a diferentes concursos que, en cuanto pierdan, serán reciclados aquí. No prometo que mejore, ni que no tire la toalla en el intento. De todas maneras esto viene siento una metáfora de la vida (anda ya, flipao), y con el mismo huir hacia delante me devanaré los cuernos algunos fines de semana más, por rutina y por si suena la flauta.

            Nada más, gracias por tu fidelidad (aunque seas del spam, de los de las cochinadas, o de los que ha caído aquí por primera vez de purita casualidad).  Ya que estás cómprame el libro, anda, y que dios te lo pague con un buen novio/a.

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