“… La limpieza se define como
ausencia de suciedad. Esto tiene interpretaciones diferentes. Así, el término
de limpieza es relativo. Por ejemplo, no es igual lo que se considera limpio
para un supermercado (dónde primaría la estético) que en un taller (dónde el
concepto estaría más relacionado con seguridad)…”. Más de diez minutos para
estas cuatro líneas. Y aún hay quien pide repetir y repetir porque no llega. La
profesora debe tener experiencia, no se desespera ante tanto incompetente (y lo
que no es solo estupidez) copiando apuntes ¿Qué hay que volverlo a leer? Pues
se vuelve una, otra y todas las veces que haga falta, por descontado. Hay
bastante silencio y concentración. Los alumnos todavía se lo toman en serio.
Algunos lo hacen para vaciar la sesera y pasar el tiempo otro día más. Los más
excepcionales incluso presumen de pasarlos a limpio por la tarde, ya ves tú que
ganas. Lo transcriben al pie de la letra en sus cuadernos porque no alcanzan el
nivel intelectual básico para discriminar entre lo importante y lo que no lo
es, para resumir todo un párrafo en dos o tres ideas expresadas en oraciones
simples, esquema, sujeto-verbo-predicado (un ejercicio de abstracción y memoria
que no se le puede pedir al respetable). Horrora Butrón también va al dedillo,
afortunadamente no es de las más tontas y lo pesca todo a la primera, con lo
que está muy orgullosa y saca pecho.
El plantel es de gala, apoteósico,
indescriptible, único. Llevaba razón el entrevistador sobre los bordes de la
miseria. Punto para el seleccionador, que se ha lucido (un aplauso, por favor).
El patrón no podría estar mejor cortado. Aurelio Memelo desconoce porque entró.
Se concive superior, algunos grados por encima de los demás. Por dios, no se la
puede comparar con, por ejemplo, la marujona del día de la prueba (que también
fue elegida y ahora está toda ufana cotorreando cada cinco segundos y siendo la
enterada bocazas, esa que refrenda cada cosa que la profesora dice con un
comentario y apostillando todo). Tampoco con el minusválido de paralís que
renquea con trencitas de negro en la cabeza, adalid de la autosuperación y el tanto
por ciento de los puestos reservados a... Ni que decir tiene de la hippie
quedadita (la maruja, que la conoce, ya se ha encargado de narrar sus penas e
historias patrocinadas por la heroína) que en menos de una semana ha llegado
tarde (no cinco minutos: el día que más dos horas y media y el que menos una y
cuarto) cuatro mañanas. O los jóvenes: un niñato que no para de dar por el culo
para demostrar que es el malote de la clase y la obesa gritona a la que el
futuro camarero (el niñato será camarero cuando termine el modulo medio al que
ha dedicado tres años y pico de su existir) pincha para que exabrupte y hacer
la gracia. Esos son, con algunos más. Haz una media y verás al resto. Un equipo
de leyenda. Escriben “…El barrido de suelos tiene como finalidad la eliminación
del polvo. Se lleva a cabo mediante diferentes sistemas: 1) en seco. Procedimiento
manual…”.
Horrora Butrón, de momento (hasta
que se acostumbre a ellos y los conozca mejor), aborrece a sus compañeros. Opina
que es mejor que ellos en todos los aspectos. Esto sería algo feo si los demás
no pensasen igual (homo homini lupus) que ella. Por una u otra razón, nadie quiere
verse en la derrota de los demás.